4 grados de emoción, 0 de victoria
Una pantalla de televisor. El Ágora, como diría Sartori en su libro Telépolis, solo que en esta ocasión no hay mucho maquillaje entre líneas, ni mucho mensaje bajo cuerdas para deleitar o revolcar conciencias. Es la expectativa de una futura sensación de felicidad, rabia o impotencia, tan fuerte y a la vez virtual, como la que uno sintió el día que vio por primera vez al personaje de cine, sin importar si fue Al Pacino o Paul Muni, dando un gran golpe. Pero algo es diferente: no se sabe lo que pueda pasar, el fútbol no es tan predecible en sus primeros tiempos como la sonrisa burlona de un capo caminando por las calles con una pistola en la mano. Mirando la cara de estos hinchas de Medellín que ven el partido, yo se que no le están mandando muy buena energía a Nacional pero, gracias a dios, la pantalla del televisor es un elemento efectivísimo contra todo tipo de sortilegios. Otra cosa es observar a los afiebrados del verde, contentos por que saben que para cualquier equipo de este paí...