Entrevista a Mike Patton

Por: Alberto Fuguet

"Supongo que todos sienten que son normales y que el mundo es raro, aunque no me cabe ninguna duda que soy más normal que el típico freak que deambula por ahí". En Santiago son las tres de la mañana, mi Coca-Cola está tibia y sin gas, la neblina no deja ver los edificios y en el Discovery me entero de cómo se aparean los rinocerontes. Estoy al teléfono, usando el mismo multicarrier que Alfredo Lewin.

El tipo que está al otro lado de la línea, comiendo pizza a la mejicana, no es el típico freak que deambula por ahí, aunque él crea lo contrario. Él tiene bigotes, patillas y el pelo a lo casco, mal cortado y algo grasoso. Imagínate a un mecánico latino en Estados Unidos, ilegal por cierto, al que después de cada engrase no se le ocurre nada mejor que limpiarse sus manos en el pelo a falta de un paño o una toalla. Ese es el aspecto del tipo que está al otro lado de la línea.

- Nómbrame tus hoteles favoritos.
- Odio los hoteles. Los odio todos. Son realmente horribles. Son tan intensamente anónimos...

- ¿Y qué odias en una groupie?
- Que sea una groupie

En San Antonio, Texas, son las dos de la mañana y hace calor. Es viernes, día de fiesta y, a diferencia del resto de los Estados Unidos, donde el cartuchismo hace nata, esta ciudad tiene sangre azteca, lo que le da ritmo, ambiente y quizá demasiado color. A lo lejos, al otro lado de la ventana se escuchan mariachis. El tipo con que hablo está en la habitación número707 del bellísimo y restaurado Crockett Hotel, uno de los hoteles con más onda en el mundo, aunque a él le cargan los hoteles por encontrarlos intensamente anónimos. Lo de Crockett es por David Crockett, claro, y la ventana del tipo que está al teléfono mira sobre el famoso Álamo, una suerte de misión de adobe, casi miniatura, que se hizo famosa no sólo por la película con John Wayne, sino porque, mal que mal, ahí se inició el proceso que hizo que Texas y todo el Oeste pasara a ser yanqui y no mejicano.
Pero basta de historia.

- ¿Crees que, de no ser por tu creatividad, te hubieras convertido en un psicópata?
- Creo que justamente es mi creatividad la que me permite ser un psicópata.

Buena respuesta. El tipo con que hablo a las tres de la mañana por teléfono se ha registrado en el Crockett bajo el nombre de Dan Haggerty. Para aquellos adictos a los viejos programas de televisión en blanco y negro, quizá les puede parecer familiar. Dan Haggerty es un veterano actor que, durante los 60, interpretó a un ermitaño que vivía en los bosques de la montaña y que tenía como único amigo a un oso.

- ¿Y cómo se llamaba esa serie de un chico que tiene como amigo a un oso?
- Gentle Ben

Lo dice en inglés, porque, la verdad de las cosas, esta entrevista es en inglés, por mucho que yo esté en Santiago y él esté tomando dos equis en un hotel en medio de la ciudad de San Antonio, con música de mariachis de fondo.
La serie de Dan Haggerty se llamó Grizzly Adams y, por lo que he averiguado, se dio muy poco por el canal 13. Gentle Ben, en cambio, se llamó Mi oso y yo y era con Clint Howard.

- ¿Nunca te has registrado bajo el nombre de Clint Howard?
- No, pero como Mr. Bungle, sí.

El tipo que está al otro lado de la línea es Mike Patton, por cierto, el carismático y complejo líder y compositor del grupo de culto Faith No More, famoso en Chile por haber destrozado la Quinta Vergara, por haber incendiado la furia reprimida de la prensa del balneario, por haber besado a Antonio Vodanovic y por haberle dedicado un tema a "Myriam Hernández, mi amor". Han pasado algunos años. Mike Patton ya no usa corbata rayada tipo La sociedad de los poetas muertos. Ya no tiene 23. Tiene casi 27.

- ¿Qué onda con tu pelo? Veo que tienes un nuevo look.
- Es un viejo look.

-Antes tenías ese peinado Danzando con lobos.
- Puta, pero eso fue hace años. Cuando estuve en Chile.

- Hablando de Chile, ¿Qué memorias tienes de acá? Has estado en tantas partes y por lapsos tan cortos que todo se te tiende a confundir. ¿Realmente te acuerdas? ¿O en groupies?
- Claro que te acuerdas de cosas. Tienes que tener algo para contar a tus malditos nietos. Veamos... Chile fue total... Raro... Me acuerdo de esas lenguas babosas... erizos, así se llamaban, ¿no? Bueno, y me acuerdo de esas chicas y de esa playa donde las llevamos.

Mike Patton se refiere a la caleta de Horcón. Ahí compró un ejemplar de la estrella, donde salía en la portada bajo un titular que decía algo así como "Mohicano ataca la Quinta". Adentro, en el suplemento ad-hoc, varios periodistas de espectáculos coincidían en que Faith No More, y Patton en particular, era lo peor que había pasado por el sobrevalorado escenario viñamarino. Pero eso fue cuando el grupo estaba en la cumbre y el mundo se extendía lleno de posibilidades. Un par de años más tarde y el grupo ya no tiene la fama de antes. O quizá la tiene igual, pero no aumentó eso que se llama "demografía". El huracán grunge pasó por su lado y, más allá de la conexión Courtney Hole, ex integrante de la banda, Faith No More no se volvió masivo ni convirtió a San Francisco en el nuevo Seattle. Angel Dust, el experimental álbum que sucedió al increíble The Real Thing, no ayudó a la consagración. Tampoco la andaban buscando. Por estos días, Faith No More se está renovado, con integrantes nuevos, historias pasadas y un disco recién salido del horno, King for a day, Fool for a lifetime, que están promocionando con una eterna gira que, inclusive, los traerá de regreso a Chile en septiembre como parte del Monsters of Rock II.

- Hablemos del camino. He estado leyendo a Henry Rollins y me han impresionado bastante sus cuentos sobre eso de estar de gira con su banda. ¿Lo has leído?
- No.

- ¿Has tocado alguna vez con él?
- Años atrás. Fue en un festival donde tocaron montones de bandas. Tocaron The Cramps, tocamos nosotros, tocó él. Después, todos nos encontramos detrás del escenario, en una especie de plaza comunal. Había como 100 personas y Henry Rollins decidió cortarse el pelo. En medio de la plaza, man, para llamar la atención y pintar el mono. Esa performance arruinó de plano todos sus escritos. No podría leerle después de eso.

- Más allá de su pelo, o inclusive más allá de su literatura, lo que me impacta de Rollins es que da la impresión de que no está mintiendo. Realmente parece que el tipo está loco, fuera de sí. Como que se quedó pegado al otro lado. Es como si no inventara nada. Sus libros son más que nada diarios de vida sobre el horror de estar de gira, de no estar nunca en ninguna parte. Tú que ahora estás de gira, ¿cómo es? ¿Qué haces para no quedar más alienado de lo que estás?
- Estar de gira es como estar en el jardín infantil. Es como cuando eras chico y tus padres tenían que ir a trabajar y te dejaban en esta casa llena de chicos y se suponía que debías entretenerte. Se espera que la gente que hace lo que nosotros hacemos se comporte como niños. Que tire televisores por la ventana, cosas así. El desafío mayor es no convertirse en una rata o en una cucaracha. El hecho de sobrevivir y seguir siendo humano es la parte más difícil.

- ¿Sales y turisteas? ¿Puedes meterte a un cine, por ejemplo?
- Tienes que hacer ese tipo de cosas. Tienes que salir y conocer gente. No puedes que darte en tu pieza, aislado, esperando a que tu road manager te llame y te despierte en la mañana, te limpie el trasero y te dé desayuno. Tienes que encontrarte con gente distinta y someterte a situaciones nuevas.

- ¿Por qué entonces tienes tan mala fama? Siempre dicen que en las giras te transformas en un loco, que dejas la cagada.
- Porque me he portado así.

- O sea, te has portado mal. Como un cabro chico.
- El comportamiento se aprende, ¿no? Uno no nace sabiendo todo. Uno se equivoca. Se aprende de a poco.

En esto le encuentro la razón. Esto es típicamente Patton. Eso de redimir los errores, de encontrar una extraña sabiduría inclusive en lo más bastardo, de mirar las cosas desde el lugar menos pensado. Revista para gente hueca Decido mirar mi cuestionario y explorar su faceta de autor, que es la que más me interesa. Las letras de todos los temas de Faith No More le pertenecen y, en muchos casos, lo revelan. Decido entrar en terreno y ver qué pasa con sus últimos temas.

- ¿Qué pasaría si "no hubiera más diversión"?
- Ahí es cuando las cosas comienzan a tornarse peligrosas. Hay que empezar a inventar la diversión. Uno empieza a hacer cosas bastante tontas.

- En Evidence cantas que "ya no sientes nada" Tú antes eras, en verdad, bastante más distanciado, más autista. Parece que estás más en paz contigo... tienes menos rollos con eso de sentir...
- No me gusta hablar de mis letras.

- Esta no es una revista para gente hueca. Relájate.
- ¿Qué quieres que te confiese? Algo es verdad, algo es mentira. Si uno escribiera sólo de sus experiencias, sería bastante aburrido, ¿no crees?

-De más. Ahora dime, ¿crees que tus fantasías son más reveladoras que tu propia biografía?
- Puede ser. Quién sabe...

- La teoría es así: lo que uno vive no depende realmente de uno porque, de alguna manera tiene que ver con en azar. Sin embargo, la vida paralela, fantasiosa, de donde viene lo creativo, es de tu responsabilidad, por inconsciente que sea. Sólo depende de ti. La teoría es de Paul Schrader, no mía. ¿Qué opinas?
- Cien por ciento de acuerdo. Tu fantasía es el nexo más directo a tu verdadero yo. Por eso es mejor no meterse en esos terrenos.

- "He deseado demasiado, deseado que alguna vez yo cambie, pero esa esperanza ya no está" yo personalmente creo que sí has cambiado. Y mucho.
- Eso no es necesariamente sobre mí. Es sólo una canción.

- Lo sé, pero quiero saber más de ti.
- ¡Me cago en mí!

- ¿En serio? O sea, a veces te miras y dices: "me cago en mí, valgo callampa", "no quiero ser más quien soy, no quiero responder más por mis actos..."
- Claro, por eso me dedico a crear, agilado. No respondo por mis actos creativos... Más allá del hecho obvio de que yo los hice, claro...No necesito explicarlos. Es redundante.

- Quizá, pero tratemos de explorarlos igual.
- Tú trata, yo no.

- Bien, sigo metiendo el dedo en la llaga, entonces. Falling to pieces. Gran tema. ¿Alguna vez tu vida "se ha caído a pedazos"?
- ¿A quién no?

- ¿Deseas elaborar al respecto?
- No, realmente no.

- Ok, ¿qué es lo "real", the real thing?
- No lo sé... Digo, entiendo a lo que quieres llegar, pero lo escribí hace tanto tiempo que la verdad es que no me acuerdo ni de las imágenes ni del input que gatilló ese tema... fue hace seis años, mal que mal.

- ¿Realmente consideras que seis años es tanto?
- Mucho... lo que pasa es que muchas cosas han cambiado... La gente ha cambiado... Yo, desde luego... Me casé, por ejemplo.

- Eso cuesta imaginarlo.
- Si sé. Para mí fue una suerte de sorpresa. Fue algo que simplemente tenías que hacer y lo hicimos.

- Me alegro. En serio. Veo que eres más normal de lo que todos creían. Aunque la verdad es que yo siempre te consideré de lo más sano.
- Gracias. En todo caso, estoy totalmente de acuerdo.

- ¿Por qué, entonces, todos creen lo contrario? Siempre te malinterpretan. ¿Tus padres te veían así? ¿O en el colegio quedaste como freak?
- Me llevo muy bien con mis padres, aunque la verdad es que ellos son un poco freak. Cuando la gente no entiende, o están asustados, tienden a etiquetar eso que los aproblema como "extraño", por decir lo menos. La gente hace eso con nuestra música. Si no entienden ciertos cambios o tonalidades, tienden a considerarla como rara o basura. Si soy malinterpretado, me da lo mismo. No me molesta, puesto que mi ego no está ligado a la imagen que estoy proyectando. Superé eso hace rato.

- Just a man, la última canción en el disco, me sorprendió bastante. Realmente me gusta. ¿Te has sentido alguna vez como Ícaro, digo, has quebrado ciertas leyes (como el querer volar) y después has sentido que has tenido que pagar por ello?
- Creo que te estás metiendo en temas un tanto personales. No te voy a responder. Sí te voy a admitir lo siguiente: Billy (Gould, el bajista) tuvo esta idea musical, pero le daba vergüenza mostrárnosla. La escuchamos igual, y nos rayó. Realmente nos encantó. Entonces me tocó escribir la letra y sentí que debía captar el espíritu original, o sea. Que a mí también me diera vergüenza. Y me dio. Creo que es una canción que pudo haber escrito un tipo de cincuenta años en medio de una crisis existencial.


-¿Crees que es importante que al escribir sientas vergüenza, que te dé plancha lo que has escrito?
- De todas maneras. Si no, ¿Para qué hacerlo? ¿Cuál es el punto? Si no te avergüenza, creo que no funciona. Es como mostrar un poco tu cuerpo.

- Tú has mostrado mucho.
- Estoy hablando en serio.

- Yo también. Digo que has mostrado tanto que parece que lo único que queda escondido es aquello que no has querido mostrar...
- Como todo el mundo, ¿no?

- ¿Sientes que has sido castigado por tus actos creativos?
- A cada rato, pero no hay rollo. Me da lo mismo. Es, por así decirlo, parte del contrato. Quizá el único castigo real es el autoinflingido. Nos castigamos a nosotros mismos.

- Pero ya no tanto. Parece que estás más en calma contigo mismo.
- No queda otra, ¿no crees? Si no, se pasa muy mal.

- Has dicho que lo más importante es saber cuándo mentir, en especial a la hora de crear. ¿Qué hay respecto a decir la verdad?
- Ya he dicho varias, ¿Qué más quieres que te diga?

- ¿Qué te sale mejor: "el arte de hacer amigos o enemigos"?
- Lo uno está relacionado con lo otro. A medida que envejeces, encuentro que es importante hacerse de enemigos. También es vital no olvidarse de quiénes son tus enemigos y por qué se transformaron en eso.

- ¿Crees que el Coyote se podría comer al Correcaminos?
- Espero que no, porque no podría escuchar más esa gran música. ¿Estás seguro que ésta no en una entrevista para una revista hueca?

Nerd onanista. Si Mike Patton no existiera, podría ser un personaje, pienso. Tiene todas las contradicciones. Y las grandezas. Además, es inteligente. Inteligente y sensible, rara combinación para un rockero. Es tal su lucidez que, quizá por eso mismo, una vez que sube al escenario, pierde su capacidad de razonar.

- Una vez en Buenos Aires, después de un concierto, había un montón de chicas bastante increíbles que te querían excitar y tú no estabas para nada interesado. Me acuerdo que te pregunté si no pensabas aprovecharte de las circunstancias y respondiste para qué, que ya sentías que te habías tirado a todo el estadio, que simplemente no tenías ganas.
- Eso es totalmente cierto. Eso es lo que uno siente. Un concierto es muy agotador. Es como tirar y luchar, a la vez. Es confrontacional. Te agota y te estruja. Te lo sudas todo. Sales al escenario y realmente tienes que tener una actitud combativa. Estar dispuesto a todo. A tirar o a luchar. O a ambas cosas. Se produce una conexión de intimidad muy rara y sientes que, de alguna manera, te contactaste con todos. A veces pueden ser hasta diez mil o más. Y eso es freak.

- ¿Te da pánico de escena? ¿Te pones nervioso antes de salir?
- No realmente. Es más un volón de adrenalina. Es como estar en un tablón para saltos ornamentales. ¿Salto o no salto?.

- Si no hubiera s optado por el rock y te hubieras quedado en tu pueblo de Eureka, ¿qué crees que estarías haciendo ahora?
- ¿Quién sabe? Quizá hubiera seguido estudiando. Estaría por graduarme. Tendría un trabajo. Sería profundamente infeliz.

- ¿Y cómo pasa uno de ser un introvertido a un extrovertido?
- Fácil: cuando tu inseguridad ya no sirve, revientas. Y lo que estaba adentro, sale.

Cuando la revista Spin decidió ponerlo en portada y declarar a Faith No More el mejor grupo de 1990, Patton era una extraña mezcla de introvertido que espanta a la burguesía con frases que revientan el tímpano. Como eso de que prefería masturbarse a hacer el amor. Le parecía más honesto, más fácil, más real.

- Respecto al onanismo, ¿sigues un fan de ese hábito?
- ¿Cómo podría uno llegar a aburrirse de eso?

- ¿Cuánto te queda de nerd?
- He sido uno toda la vida. No hay nada que pueda hacer al respecto. No hay forma de esconderlo.

- ¿Qué característica heredaste de tu padre?
- Perder el genio con suma rapidez.

- Pantofobia es el temor a todo. ¿ A qué le temes?
- A los autos. Tuve un gran accidente y lo tomé como una señal. Ya no manejo. También me dan miedo las tazas de los baños. Le tengo miedo a las cosas concretas.

Miro la hora. Es tarde, demasiado tarde. Decido hacerle una pregunta tipo revista teen-age.

- ¿Qué cosa de tu adolescencia te alegra haber superado?
- El sentir que tenía que tener amigos. Eso de saber que uno va a ser capaz de cualquier cosa con tal de ser aceptado. No echo de menos para nada ese rollo.

- Puedes ser tú mismo, entonces.
- Sí. Aprendí a comunicarme. Ya no soy tan torpe ni tímido.

Después de eso, ¿para qué seguir hablando?

Esta entrevista ha sido tomada de: 
MA MEESHKA MOW SKWOZ PAGE, TRIBUTO A MIKE PATTON

Comentarios

patton dijo…
Se debe tener el valor de mil guerreros para entrevistar a Dios. Bueno, y la suerte del ganador del baloto. Yo no sabría que preguntarle.
Cafeinasur dijo…
Si, es que Alberto Fuguet siempre me ha parecido muy atrevido, por eso será que ha hecho lo que le ha dado la gana pero muy bien periodísticamente hablando.
Es capaz de sacarle pelos a una piedra y para la muestra la entrevista con Dios.
Unknown dijo…
Ese hombre es un genio, un ídolo y definitivamente es un hombre honesto, creo que ésta entrevista sólo deja a uno con más ganas de saber de él y uno se siente más identificado también con sus canciones después de lo poco que deja ver¡Grande Patton!

Entradas más populares de este blog

Alicia encantada

Espuma y nada más: una tensión incesante

El café, elixir ritual y guarida centenaria